En las ceremonias funerarias, durante las que tenían lugar complejos rituales, eran pronunciadas fórmulas, cuya fuerza mágica debía proteger de todo peligro a la momia y devolverle, por ejemplo durante el rito de la “Apertura de la Boca”, su fuerza vital para que por medio de vista, oído, gusto y olfato, su espíritu “Ka” pudiese aceptar y beneficiarse durante la eternidad, de las ofrendas que se le hacían llegar.

La creencia de que la vida en el Más Allá transcurría de manera similar a la vida en este mundo, explica las características de los ajuares funerarios.

Una de las características del antiguo Egipto era que se consideraba un estado político-religioso. La grandiosidad alcanzada por estos antiguos fue lograda por su devoción a sus dioses, sus deseos de registrar toda su historia y por el espíritu divino que se les atribuía a sus faraones quienes creían eran hijos de los dioses y por lo tanto, estos también lo eran. Estas cualidades los convirtieron en la civilización más grandiosa jamás conocida en miles de años.

Seguramente, en algún momento muchos de nosotros hemos tenido la posibilidad de sostener en nuestras manos una guía turística con mapas, consejos y descripciones de lugares de interés para quienes hacen turismo. En el antiguo Egipto sucedía algo parecido, solo que la diferencia estaba en que el viaje era hacia el mundo de los muertos.